El Centro Biotecnológico para la Formación en la Producción de Semillas Agámicas (Cebisa), fue creado por el Gobierno Bolivariano, a través de la Red de Productores Integrales del Páramo (Proinpa) en 2009, con una visión de construcción colectiva de principios y acciones de vida compartida.
Los campesinos, campesinas, investigadores e investigadoras han creado un espacio para la construcción de soluciones que brinden bienestar al pueblo venezolano y para el cuidado de la semilla criolla.
La producción de semillas de papa con métodos agroecológicos es uno de los principales estandartes del Cebisa; un hecho que reivindica la posibilidad de atender nuevos nichos de mercado y la producción de conocimientos en sí mismos, siguiendo esquemas diferentes a los procesos tradicionalmente reconocidos como formales.
Este centro de investigación, tiene capacidad de producir 250 mil plantas al año; cuenta con un silo de almacenamiento de mil metros cuadrados; una red de fincas de los asociados con una superficie aproximada de 200 hectáreas, con aptitud para la multiplicación de semilla de las diferentes variedades y categorías distribuidas en 20 estados del país.
Cebisa trabaja con los principios de la Ciencia Abierta para alcanzar 12 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas. Ellos son: Fin de la pobreza; Hambre cero; Igualdad de género; Energía asequible y no contaminante; Trabajo decente y crecimiento económico; Industria, innovación e infraestructura; Reducción de las desigualdades; Ciudades y Comunidades Sostenibles; Acción por el clima, entre otros.
De la mano de la Alianza Científica – Campesina
En este trabajo de construcción colectiva, se han conformado núcleos semilleristas en 20 estados del país; pasaron de ser cuatro en 2015, a un total de 217 en 2023, un aumento que representa el 5.400%.
El mayor porcentaje de estos núcleos son de semillas de papa que contabilizan 135 (62 %); le siguen 49 núcleos destinados a cereales, hortalizas y leguminosas (23 %) y 23 de maíz (11 %).
En cuanto al número de participantes de la Alianza, en 2023 se registró un total de 3.400 personas, un significativo aumento del 840 %, respecto a las 405 personas registradas en 2019.
Gracias a la Alianza Científico-Campesina el país ha logrado 400 millones de dólares de ahorros en semilla de papa por año, este dato representa el equivalente a 2 millardos de dólares en ahorros, en poco más de cinco años.
Solo en 2023, esta política de Gobierno permitió cosechar 39 mil kg de semilla soberana de papa, mil kg de maíz y otros mil kg de cereales, hortalizas y leguminosas.
Asimismo, la presencia de la mujer es destacada, ocupando el 65 % del total personas vinculadas a estas labores.
A la mujer campesina y productora la denominan “mujer investigadora”, por cuanto demuestra y comparte con más de un centenar de investigadores múltiples responsabilidades en las actividades agrícolas y algunas cuantificables.
Además, el 60 % de las mujeres destaca en la producción de hortalizas; 21 % en el rubro maíz y 19 % la papa.
Una gran simbiosis
La simbiosis que existe entre los productores, científicos, investigadores y maestros del saber permiten el avance del desarrollo nacional para superar, por un lado, la imposición de las medidas coercitivas unilaterales y la dependencia petrolera.
La Alianza Científico-Campesina fortalece las distintas connotaciones que el “saber conciencia” campesino representa para el aprendizaje permanente, la producción de alimentos, reproducción de saberes y comunicaciones.
Este proceso que sin dudas nos estará ayudando a potenciar y conocer más objetivamente el reordenamiento del sistema agroalimentario nacional, como los establece el Artículo 305 de la Constitución Bolivariana y nuestra producción primaria de alimentos autónoma, soberana y sustentable.